Hoy queremos que os quede muy
claro una cosa. Contratar a un wedding planner no significa que vuestra boda
vaya a ser más cara. Es más, suele ser al contrario porque este tipo de
empresas pueden optar a precios únicos y exclusivos.
Para que os hagáis una idea de
cómo funciona os lo vamos a explicar. Una vez que contratáis un weddingplanner, estáis aceptando el pagar su servicio (honorarios que varían según las
empresas y que en el caso de que no los exijan os aseguramos que os los
cobrarán por otra vía más oculta). Sin embargo, aunque os pueda parecer un
gasto adicional no lo es porque los wedding planner conseguirán descuentos en
la mayoría de los proveedores (fincas, restaurantes, floristerías, fotógrafos,
peluquerías…); unos precios exclusivos para profesionales que podréis utilizar.
Es decir, lo que puede parecer ‘un gasto más’ acaba siendo el mismo precio
inicial (tendréis descuentos) o inferior porque contaréis con la imaginación y
experiencia de un profesional.
Lo más importante es que seáis conscientes de que
contratar los servicios de un wedding planner no significa que vosotros no
forméis parte de la organización y de los preparativos. Nunca se trabaja sin
vuestro consentimiento y sois los que tomáis las últimas decisiones. Nuestro
día a día es trabajar a la carta, ofreciendo en todo momento lo que buscáis, lo
que consideramos adecuado o alternativas originales e interesantes. Y siempre,
se sigue trabajando hasta encontrar lo deseado.
Jamás, y cuando decimos jamás es jamás, se trabajará sin
conocer un presupuesto inicial. Para un servicio correcto, el wedding planner
tiene que conocer vuestros límites económicos. A partir de ese momento, tiene la
labor de exprimir al máximo esos recursos intentando no superar nunca el
presupuesto y obteniendo unos precios únicos para vosotros.